«El cambio es lo esencial y lo estático es lo inexistente»
Pierre Teilhard de Chardin
El mundo está cambiando vertiginosamente. El mundo se ha vuelto intensamente cambiante. ¿Estamos preparados para los cambios que vienen? ¿De qué seremos testigos en el futuro? y no hablo de un futuro remoto, lejano, sino un futuro próximo, a la vuelta de la esquina. Cabe preguntarse ¿Tiene nuestra mente la capacidad de vislumbrar algunos cambios que están asomando a nuestras puertas?
El mudo está vivo. Todo en él cambia vertiginosamente. Es posible que no seamos capaces de percibir los cambios que van asomando ante la ventana de nuestras existencias. El fin de algunas cosas, el surgimiento de otras nuevas. La transformación de todo aquello que conocemos. Lo que tenemos ahora está cambiando y lo hará, sin demoras, a su tiempo, sin necesidad de esperar a nada ni a nadie. ¿Seguiremos proponiendo los mismos modelos para enfrentar los retos nuevos? Es posible, que en muchos casos, intentemos enfrentar los nuevos retos de la misma manera como lo estamos haciendo ahora mismo.
Problemas, situaciones nuevas y desconocidas, enfrentándolas con modelos de pensamiento y acción que son los mismos de siempre. Quienes tienen la capacidad de adelantarse, de apercibir nuevas situaciones y en consecuencia actuar son las personas que van definiendo y moldeando la nueva realidad que tenemos ante nosotros.
A la mayoría de las personas los cambios nos toman de improviso. Nos sorprenden. No somos capaces muchas veces de denunciar el momento preciso en que los cambios ocurren en nosotros mismos. Nuestra percepción de la realidad es limitada. Está sesgada por nuestra cultura y por aquello que ya conocemos. La posibilidad de proyectarnos en el futuro está sustentada en nuestra capacidad para observar nuestro pasado y nuestro presente.
Los cambios que vienen. ¿Cómo serán los cambios que vienen? Para entender un poco mejor los cambios que se avecinan debemos observar a las generaciones que están tomando el testigo que nosotros podremos dejar en algún momento. En muchos casos los más jóvenes parecen traer píldoras de aquellos cambios que se aproximan.
Resulta necesario prepararnos para los cambios. La mejor forma que encuentro para estar preparados es estar atentos, tener una mente abierta y amplia, ser conscientes de que el momento presente es lo único real y tener conciencia de que lo auténtico es el cambio, lo constante es el cambio y que nada es estático.
Intentar superarnos cada día. Poner el corazón en cuanto hacemos. Es imposible, inútil e infructuoso resistirnos. Exige de nosotros lo mejor de nuestra propia naturaleza, de nuestros dones. Nuestros talentos se ven exigidos ante las dinámicas imparables del cambio. No es posible montarnos en las ondas del tiempo con una mirada puesta únicamente en el pasado o en el futuro con unas lentes llenas de visión conformista. Para ello constituye una necesidad amar lo que hacemos y hacer lo que amamos.
A nivel local la realidad se va haciendo cada vez más exigente. Cada vez tenemos menos tiempo y los días transcurren con una velocidad pasmosa. Estar preparados para el cambio es prácticamente paradójico, porque al fin y al cabo ¿Cómo podemos estar preparados para lo desconocido? Resulta necesario desarrollar tolerancia ante la incertidumbre.
¿Ante qué cosas podemos nosotros prepararnos si el futuro es incierto? No puedo decirle a usted exactamente para qué debemos estar preparados, pero lo único que puedo decirle que será seguro es que el mundo y la realidad que usted conoce en este momento, no será la misma en un tiempo determinado. El mundo, el país, la ciudad que conocemos en este momento, no serán iguales.
Algunas soluciones ante el panorama desconocido es tener una mente amplia y abierta. Observar el aquí y el ahora. Desarrollar una capacidad de plasticidad adaptativa mucho mayor. Amar lo que hacemos y hacer lo que amamos. Tolerancia ante la incertidumbre. Ser creativos. Empeñarnos porque las cosas sean mejores. Luchar por el bien, particular y común. Tener fe.
Al final, nuestro tiempo en esta tierra es finito y no somos sino una partícula de polvo cósmico en la vastedad del universo. Empero, los cambios vendrán y esa minúscula partícula que somos usted y yo, es necesaria para hacer del lugar que habitamos, un lugar mejor.
Autor: Daniel Rojas Salzano